Fue muy conmovedor dejar las cenizas de mi abuelo en Corea: descendiente de veterano

Última actualización: viernes, noviembre 24 de 2023
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Los restos del cuerpo de Luis Carlos García Arcila ahora reposan en un lugar muy lejano de su natal Colombia, pero en un sitio donde vivió sus emociones más fuertes de joven, cuando hizo parte del Batallón Colombia y luchó en la Guerra de Corea a principio de la década del 50.

Don Luis Carlos, quien murió en el 2021 a los 89 años de edad, nunca hubiera imaginado que parte de su cuerpo regresaría a Corea setenta años después. Fue su nieto, Esteban Jaramillo García, quien llevó sus cenizas al cementerio de la Organización de las Naciones Unidas cerca a Seúl, donde cada país que mandó tropas para la guerra tiene su espacio para enterrar los restos de los militares fallecidos.

“Para mi familia fue cumplir un sueño, de llevar los restos de mi abuelo al lugar donde él batalló y salió herido, pues él siempre nos contaba sus anécdotas de lo que vivió en Corea, y es simbólico volver allá con las cenizas suyas y enterrarlas en el cementerio de las Naciones Unidas en Busan. Fue un momento muy conmovedor, pero también nos sentimos muy orgullosos de mi abuelo por haber participado en esta guerra, y a la vez especial porque el agradecimiento que tiene Corea con Colombia y sus veteranos es inmensa”, dijo.

El gobierno de Corea invitó en total a cuatro familias colombianas, una de Bogotá, otra de Pereira, de Pasto y Neiva para que depositaran las cenizas de sus familiares veteranos fallecidos.

“Esto lo hicimos más como un acto de conmemoración de la memoria histórica que dejó mi abuelo, quien tenía muy presente estos acontecimientos de la guerra en ese país asiático, donde lucharon por la democracia. En mi casa todos nos sentimos muy orgullosos de él”, indicó Daniel.

Daniel Esteban, de 25 años, relató cómo fue la despedida y recibimiento con las cenizas. “El viaje a Corea fue muy emotivo, desde cuando iniciamos el viaje desde el aeropuerto en Bogotá y nos despidió la guardia presidencial. Ese acto nos marcó a todas las familias que viajamos a Asia. Cuando llegamos a Seúl nos recibió el embajador de Colombia y el primer ministro de ese país

(…) Al día siguiente nos dirigimos al cementerio de las Naciones Unidas, en Busan, un campo bastante grande, donde están enterrados los restos de los soldados coreanos, y los militares de los demás países que participaron en ese conflicto internacional. Allí el once de noviembre a las once de la mañana hicimos el entierro de las cenizas de nuestros abuelos, junto con otros descendientes y veteranos sobrevivientes de los otros 21 países que participaron de la guerra”, indicó.

En el espacio de ese cementerio destinado para Colombia hay un monumento que reza “en cualquier parte del mundo es un orgullo ser colombiano y más por haber participado en esta guerra”.

Daniel Esteban destacó los valores que le enseño su abuelo. “Mi abuelo me enseñó el amor a la patria, la defensa de la democracia. Gracias a él, le tengo respeto y admiración a la Fuerza Pública. Sobre la Guerra de Corea él me contaba esas noches de terror que vivía en ese país durante el conflicto, también que compartía con personas de varios países del mundo, y todos tenían el mismo propósito a pesar de que tenían lenguas distintas, el cual era salvar a Seúl, la capital de Corea del Sur”.

Según relató, su abuelo vio caer a muchos de sus amigos en combate, “y eso sin hablar de los más de 30 días que tuvo que viajar en barco para llegar al país asiático. Sin embargo, su más duro relato fue cuando le hirieron en combate sus dos piernas, y regresó al país”.

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