El veterano de la Guerra de Corea que a sus 90 años confecciona y vende maletas

Última actualización: jueves, febrero 02 de 2023
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Sus dedos y manos mantienen la misma agilidad que hace 70 años, cuando a 15 mil kilómetros de su natal Cundinamarca tenía que operar un equipo de radio, en pleno campo de guerra, donde el Batallón Colombia recibía instrucciones y se comunicaba con los demás militares del Ejército, en la Guerra de Corea.

Ahora esas mismas manos se dedican con total pericia a coser, manipular y transformar la lona en maletas, maletines, loncheras, canguros y cosmetiqueras. Y es que Luis Hernando Bohórquez a sus 90 años todavía tiene la energía de una persona mucho más joven, aunque en ocasiones siente el deseo de quedarse en su casa descansando.

“A veces quiero retirarme de esto para descansar, pero para estarse uno sentado, le coge más bien a uno la pálida”, dijo. Luis Hernando duró un año en la Guerra de Corea en 1951, y es que así como su físico está intacto, también lo está su memoria.

“Yo fui el radioperador del comandante de la compañía, el capitán Bocanegra. Estuve en la primera línea cerca al cerro de Old Baldy, y allá vivíamos en carpas, y también nos la pasábamos trasteando de un área a otra. A los pocos días que nos regresamos a Colombia de Corea, firmaron allá la tregua de guerra”, afirmó.

Bohórquez, quien tiene dos hijos y dos nietos, después de servirle a la patria se dedicó a la zapatería y confección de maletas. “Hace más de cuarenta años que trabajo en la confección. Trabajé primero en zapatería, luego le añadí las maletas hace treinta años”.

Su jornada diaria empieza hacia las siete de la mañana, cuando se arregla y alista para abrir su local comercial Maletas y Accesorios en el barrio Casa Blanca, al suroccidente de Bogotá, donde además tiene su taller que consta de dos máquinas de coser y bastantes materiales y accesorios, y la estantería donde vende las maletas. Cierra a las siete de la noche el local y se va a descansar a su residencia, ubicada a escasas dos cuadras.

Su mayor clientela son los padres de estudiantes de los colegios cercanos. “En promedio hago seis maletas cada dos días, primero cortando la materia prima, luego cosiendo, y además yo mismo atiendo el local”. Don Luis mientras no está atendiendo la clientela, trabaja en la confección de sus productos.

De otro lado, en el fondo de su corazón siempre hay un espacio para el Ejército. “Siempre he sido admirador de las fuerzas armadas, por los recuerdos vividos”.

Documentos anexos

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